Paula Díaz, 07-05-15
Érase una vez un niño llamado Lucas. Vivía con su padre y su
madre en una casa en el campo.
Lucas, apenas sabía leer y escribir, porque sus padres no
tenían dinero para mandarle a la escuela. Un día, Lucas se despertó con ganas
de aprender; él sabía que había una escuela cerca de su casa y no había que
pagar para ir.
Ese mismo día Lucas emprendió un viaje para ir a la escuela;
por el camino tuvo algunas dificultades; pero, cuando estaba a punto de llegar,
se encontró con un río.
En alguna ocasión, había oído hablar a sus padres de él;
pero, nunca lo había visto; vio una barca en la orilla y lo cruzó; hasta que,
por fin, llegó y pudo aprender cosas de las que nunca había oído hablar.
Y cuando se hizo mayor pudo dar clase a los niños pobres.
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