Jesús, 16-01-15
Hace mucho tiempo, un pastor que se llamaba Pelayo, vivía
con su esposa María en una cabaña en el monte.
Un día, unos lobos atacaron su rebaño y él
dijo: “¡Si no me doy prisa me comen el
rebaño entero!”
Entonces, gritó: “¡María,
calienta agua!”
Luego, cuando regresaron los lobos le quemó
la espalda al jefe de la manada que se
marchó aullando con su manada.
Pasaron los años y un día, siendo Pelayo ya un viejo, vio a un
lobo con ojos rojos.
- ¡De esta no me salva ni la Virgen María! –pensó.
Entonces recordó lo que había hecho hacía años y dijo: “¡María, calienta agua!”
Al oír eso el lobo salió corriendo otra vez con la manada y
la mujer, que estaba con sus hijos, Pinín
y María Jr., le preguntó:
- ¿Cómo lo has ahuyentado?
-¿Recuerdas al lobo? ¿Al que le quemamos la espalda?
–replicó. - Era ese.
Fin
(O, no.)
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